La OIVE, en ocasión del Día Mundial de la Salud, recopila diversas investigaciones científicas internacionales que constatan los efectos beneficiosos que aporta el consumo moderado de vino sobre nuestra salud, en especial para prevenir determinadas enfermedades cardiovasculares. Además, afirman que “el vino es responsable del 25% de los efectos saludables de la dieta mediterránea”.
Tal y como afirman desde la Organización Interprofesional del Vino en Espña (OIVE), según expertos médicos y científicos internacionales presentes en el último congreso Wine and Health 2017, podríamos relacionar el vino con algunos beneficios para nuestro organismo.
Las últimas investigaciones científicas avalan los efectos protectores del vino y de sus principales componentes sobre la mortalidad total y la incidencia de las principales enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, diabetes, demencias y algunos tipos de cáncer. Por ello, destacan que “el vino como alimento, en el marco de una dieta sana y saludable como es la dieta mediterránea, aporta beneficios para la salud”.
Los beneficios, por supuesto, siempre se tienen en cuenta con un consumo moderado (5-15 g de alcohol/día) o ligero (<5 g de alcohol/día), donde la ración diaria recomendada no debe exceder de dos copas en las mujeres y de 3 en los hombres.
Uno de los motivos de sus efectos beneficiosos es su contenido en polifenoles. Estos, en especial en los tintos, pueden ayudar a prevenir las alteraciones cardiovasculares y metabólicas asociadas con la obesidad. Los polifenoles dietéticos son biotransformados por la microbiota intestinal y, a su vez, modifican de forma saludable la composición microbiana intestinal.
Además, indican que algunos estudios han constatado que tomar una o dos copas de vino al día podrían equivaler a una sesión de ejercicio cardiovascular. Una relación que se explica por el poder oxidante del resveratrol, una sustancia natural capaz de mejorar el rendimiento físico, la fuerza muscular y la función cardíaca, de forma similar a lo que se consigue tras una hora de entrenamiento físico. En este sentido la Dra. Lamuela, presidenta de Wine Health 2017, Departamento de Nutrición, Ciencia de Alimentación y Gastronomía de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona y CIBEROBN, España, destaca que “la ingesta de vino implica que el cuerpo consuma más calorías y, en consecuencia, mantener un peso más saludable”.
Dentro de la dieta mediterránea, afirman que el vino es el responsable del 25% de los efectos saludables de la dieta mediterránea. En este sentido, el estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) señala que una mayor adherencia a esta dieta se asocia con una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares. Según el Dr. Ramón Estruch, del Departamento de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, Coordinador Nacional del estudio Predimed, Universidad de Barcelona y CIBEROBN, España, “el vino aporta aspectos beneficiosos para la salud, especialmente para prevenir muchas enfermedades crónicas, entre ellas, las cardiovasculares”
Precisamente el contenido en polifenoles de un alimento como el vino se asocia a una mejor cognición o un menor riesgo de demencia, según evidencias epidemiológicas sólidas. Estos compuestos, presentes en el vino, actúan positivamente sobre las funciones cognitivas y mejoran nuestro estado de ánimo y, por tanto, reducen la angustia, la ansiedad y la posibilidad de sufrir depresiones.
En resumen, el profesor R. Curtis Ellison, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, concluye que los consumidores ligeros-moderados de vino tienen menos riesgo de sufrir enfermedades, con lo que tienen una menor mortalidad total y señala que las personas que consumen vino, con moderación, tienen menos riesgo de fallecer por cualquier causa que las que no consumen vino o lo hacen en exceso.
Por lo tanto, concluyen desde la OIVE, las bondades de un consumo moderado de vino sobre la salud quedan avaladas por estos investigadores y expertos en medicina.